Cuando estamos ante un camino de dos direcciones nos imaginamos que lo desconocido es como un salto al vacío. Salir de lo conocido nos produce vértigo, sequedad en la boca, palpitaciones…hasta que comprendes o compruebas que tu primer paso te lleva al siguiente, que todo se va configurando, que el pánico no es tal y que uno se imagina todo lo peor y luego las cosas no son tan terribles. Son como las gestionemos, y en función de la actitud que tengamos hacia ellas.

Consideremos gestionar desde la serenidad y la distancia.

Ser objetivo y dar pasos cortos no es un salto a la nada, es un proceso gradual que nos permite digerir y masticar sin atragantarnos. Lo importante es tener foco y perseverar. Lo demás se irá desarrollando en su medida y manera.

Como dice Viktor Frankl en su libro «El hombre en busca de sentido» lo último que pierde le Ser humano ante las situaciones más difíciles de la vida es su actitud ante lo que le ocurre. Y si tienes un sentido de vida ése ha de ser tu propulsor y tu faro. Y si no lo tienes agárrate al Amor porque es la fuerza más poderosa que existe.

El amor a ti mismo es lo que despierta tu héroe interior y tu capacidad para llegar siempre más lejos. Fuera de tus limitaciones. Al otro lado del puente.

SI YO PUDE, TÚ TAMBIÉN.